sábado, 23 de agosto de 2014

Viajeros de sueños




Solos o acompañados, con grandes maletas o con casi nada, uno a uno fueron llegando al punto de encuentro en medio del fuerte frío mañanero que hace en Ubaté; a los que llegaron solos se les veía  afán por unirse a algún grupo, y  los que llegaron acompañados, la mayoría por sus padres, no pronunciaron mucho, pues estuvieron atentos a las varias recomendaciones que estos les daban, y que por supuesto, nosotros como responsables también recibimos y tratamos de aplicar al máximo durante la salida.
Una vez lista la papelería requerida (identificaciones y seguros médicos), nos embarcamos en el bus rumbo a la tan mencionada Villa de Leyva. En media hora de recorrido nadie seguía buscando dónde, con quien, o a qué grupo integrarse, en este punto se vio que todos éramos un solo equipo que coreaba las canciones de la lista de reproducción del conductor, que bailaban al ritmo de Dina o de Magaly, que contaban chistes (los que nunca faltaron), que se tomaban fotografías y que filmaban.  
Al llegar al sitio donde acamparíamos, pasamos al comedor y posteriormente con toda la energía armamos las carpas,  una actividad que no es tan fácil como parece. Fue muy gratificante ver cómo entre todos nos la arreglábamos para descifrar el uso de la varilla que sobraba, la puerta que no se sostenía o el toldillo que quedaba volando. Con las carpas en pie, guardamos las maletas y arrancamos con cámaras en mano.

El bus nos dejó en la entrada de una granja de avestruces, y mientras nos acercábamos al donde estaban los animales y el guía, nos encontramos con un montón de avisos a manera de pregunta, los cuales nos hicieron aumentar las ganas de conocerlos “en vivo y en directo”.  -¿Sabes cuántos años puede vivir un avestruz?”  o –“¿sabes cuánto pesa un huevo de avestruz?” 
Una vez estábamos con el guía nos contó todo a cerca de ellas; unas aves que pueden llegar a medir mas de 2 metros, las únicas en el mundo con dos dedos en cada pata, pueden correr a una velocidad de hasta 90 Km/h y pueden llegar a vivir hasta 50 años, estos y muchos datos más que pudimos corroborar hasta llegar al sitio donde se encontraban. Gigantes, extraordinarias, y como dijo uno de los chicos, “parecen traídas de otro mundo”.  Las alimentamos y las acariciamos junto con otros animales que también estaban en la granja y que también tenían cualidades sorprendentes. 

En la plaza principal de la villa aprovechamos para reposar el almuerzo que acabábamos de tomar; caminamos, nos tomamos fotografías, conocimos la iglesia, detallamos las artesanías y los que pudieron llevar algo de dinero se preocuparon por comprar obsequios a sus familiares. También comentábamos sorprendidos sobre los diferentes tipos de personas que caminaban por ahí, personas de varios lugares del país y del mundo.



Más tarde, equipados con ropa cómoda que pudiéramos mojar, llegamos al “Parque Ecológico la Periquera” un sitio cerca de la villa donde empezamos a descender en medio de un bosque con gran diversidad biológica, donde al final del recorrido nos topamos con una gran y bonita cascada. El agua empezó a salpicar el cabello, los zapatos e incitados por la felicidad del momento, de un instante  a otro, sin importar que el agua estuviera fría, todos terminaron dentro, lanzándose agua y posando para las cámaras

El día terminó con una noche donde los muchachos aprendieron la técnica de fotografía “lighting painting” que consiste en pintar con luz usando una exposición prolongada con la cámara.
El tercer y último día transcurrió primero en el museo paleontológico, donde por primera vez vimos mas de 500 fósiles que están expuestos a la vista todos, la mayoría de estos fueron encontrados en la misma Villa de Leyva,  los cuales se formaron hace muchos años cuando gran parte de esa zona estaba cubierta por el mar. 

Nos comimos un helado y muy cerca de allí, visitamos “pozos azules”, que como su nombre lo dice, son unos pozos de color azul (“por la acción del azufre en la tierra” ) en medio de unas tierras bastante áridas, donde el tiempo se nos pasó entre conversaciones agradables, aprendizajes sobre fotografía, y anécdotas que nos recordaban todo lo que habíamos hecho y aprendido en el proceso. Abrazos que nos decían que oficialmente la grata compañía que nos habíamos hecho durante un año, acababa después de este divertido viaje, pero que a la vez les recordaba a ellos era el comienzo de un nuevo viaje donde cada uno como compañero de clase, habitante de un mismo lugar, con sus conocimientos y virtudes, lograrían sacar provecho de cada colectivo, tomando la palabra, contando sus historias, capturando momentos y tejiendo sus sueños.






Niny Ledesma - nijolego@gmail.com



martes, 12 de agosto de 2014

Copa Voluntario 2014



Este Video recoge la experiencia de los voluntarios de Coquecol, que a través de su fundación, Funcarbón, acompañaron un proceso de trabajo en sus entornos de operación sobre prevención de embarazo adolescente, consumo de drogas y violencia intrafamiliar.