Solos o acompañados, con grandes maletas o con casi nada, uno a uno fueron llegando al punto de encuentro en medio del fuerte frío mañanero que hace en Ubaté; a los que llegaron solos se les veía afán por unirse a algún grupo, y los que llegaron acompañados, la mayoría por sus padres, no pronunciaron mucho, pues estuvieron atentos a las varias recomendaciones que estos les daban, y que por supuesto, nosotros como responsables también recibimos y tratamos de aplicar al máximo durante la salida.
Al llegar al sitio donde acamparíamos,
pasamos al comedor y posteriormente con toda la energía armamos las
carpas, una actividad que no es tan
fácil como parece. Fue muy gratificante ver cómo entre todos nos la
arreglábamos para descifrar el uso de la varilla que sobraba, la puerta que no
se sostenía o el toldillo que quedaba volando. Con las carpas en pie, guardamos
las maletas y arrancamos con cámaras en mano.
El bus nos dejó en la entrada de
una granja de avestruces, y mientras nos acercábamos al donde estaban los
animales y el guía, nos encontramos con un montón de avisos a manera de
pregunta, los cuales nos hicieron aumentar las ganas de conocerlos “en vivo y
en directo”. -¿Sabes cuántos años puede
vivir un avestruz?” o –“¿sabes cuánto
pesa un huevo de avestruz?”
Una vez estábamos con el guía nos
contó todo a cerca de ellas; unas aves que pueden llegar a medir mas de 2
metros, las únicas en el mundo con dos dedos en cada pata, pueden correr a una
velocidad de hasta 90 Km/h y pueden llegar a vivir hasta 50 años, estos y muchos
datos más que pudimos corroborar hasta llegar al sitio donde se encontraban.
Gigantes, extraordinarias, y como dijo uno de los chicos, “parecen traídas de
otro mundo”. Las alimentamos y las
acariciamos junto con otros animales que también estaban en la granja y que
también tenían cualidades sorprendentes.
En la plaza principal de la villa
aprovechamos para reposar el almuerzo que acabábamos de tomar; caminamos, nos
tomamos fotografías, conocimos la iglesia, detallamos las artesanías y los que
pudieron llevar algo de dinero se preocuparon por comprar obsequios a sus
familiares. También comentábamos sorprendidos sobre los diferentes tipos de
personas que caminaban por ahí, personas de varios lugares del país y del
mundo.
Más tarde, equipados con ropa
cómoda que pudiéramos mojar, llegamos al “Parque Ecológico la Periquera” un
sitio cerca de la villa donde empezamos a descender en medio de un
bosque con gran diversidad biológica, donde al final del recorrido nos topamos
con una gran y bonita cascada. El agua empezó a salpicar el cabello, los
zapatos e incitados por la felicidad del momento, de un instante a otro, sin importar que el agua estuviera fría, todos terminaron dentro, lanzándose agua y posando para las cámaras
El día terminó con una noche
donde los muchachos aprendieron la técnica de fotografía “lighting painting”
que consiste en pintar con luz usando una exposición prolongada con la cámara.
El tercer y último día transcurrió primero
en el museo paleontológico, donde por primera vez vimos mas de 500 fósiles que
están expuestos a la vista todos, la mayoría de estos fueron encontrados en la
misma Villa de Leyva, los cuales se
formaron hace muchos años cuando gran parte de esa zona estaba cubierta por el
mar.
Nos comimos un helado y muy cerca de allí, visitamos “pozos azules”, que
como su nombre lo dice, son unos pozos de color azul (“por la acción del azufre
en la tierra” ) en medio de unas tierras bastante áridas, donde el tiempo se
nos pasó entre conversaciones agradables, aprendizajes sobre fotografía, y
anécdotas que nos recordaban todo lo que habíamos hecho y aprendido en el proceso.
Abrazos que nos decían que oficialmente la grata compañía que nos habíamos
hecho durante un año, acababa después de este divertido viaje, pero que a la
vez les recordaba a ellos era el comienzo de un nuevo viaje donde cada uno como
compañero de clase, habitante de un mismo lugar, con sus conocimientos y
virtudes, lograrían sacar provecho de cada colectivo, tomando la palabra,
contando sus historias, capturando momentos y tejiendo sus sueños.
Niny Ledesma - nijolego@gmail.com